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'Grooming': cómo detectarlo y combatirlo

Por Cristhiam Álvarez


Los medios de comunicación de distintas partes del mundo ya están confirmando algo que tristemente sospechábamos y la razón por la cual nació #vacunaverde: el #abusosexualinfantil en línea aumentó con la pandemia, aunque lastimosamente no surgió con la pandemia, sino que viene desde antes. El ASI es un virus que se propaga con una rapidez apabullante por medio de las plataformas tecnológicas como las redes sociales: en el 2019, por ejemplo, casi 70 millones de imágenes y videos de ASI fueron reportados al Centro Nacional para Menores Desaparecidos y Explotados.

En nuestra primera nota de este blog compartimos 5 recomendaciones para madres, padres y responsables sobre cómo cuidar a las personas menores de edad cuando navegan en el mundo del internet. Una de esas recomendaciones es hablar directamente sobre los riesgos que corren en el «mundo conectado», y sobre cómo trabajan los depredadores sexuales (que son mayormente hombres). Hablamos de grooming, sexting y ciberacoso, términos que están ligados al #abusosexualinfantil (ASI) en línea y en esta nota conoceremos un poco más de qué se trata el grooming, cómo lo podemos detectar y, sobre todo, cómo podemos combatirlo.

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Empecemos con lo básico: ¿qué es? Primero, es importante aclarar que el grooming no es nuevo, es la estrategia que utilizan los depredadores sexuales para cometer abusos «fuera de línea», pero que también es una conducta que realiza en línea. En términos sencillos, es entablar amistad con una persona menor de edad (niña, niño o adolescente) o ejercer algún tipo de influencia con el propósito de inducir a esa persona a una actividad sexual; en el caso del grooming en línea, los depredadores usan la internet y, principalmente, las redes sociales para entablar contacto con una persona menor de edad y cometer el delito, ya sea sin contacto físico (por internet) o con contacto físico (fuera de internet).

Por eso es fundamental hablar con las personas menores de edad sobre este tema y poder detectarlo y prevenirlo. Para ello, revisemos las etapas que sigue usualmente un depredador para ejecutar su conducta de grooming y algunas recomendaciones sobre cómo podemos combatir esas prácticas. Para ayudarte a recordarlo, usaremos las tres letras de ASI: Acercamiento, Seducción e Inicio del abuso:

1. Acercamiento:

En el primer paso el depredador sexual siempre va a buscar oportunidades en línea para acercarse a una persona menor de edad y establecer contacto con ella: haciéndose «amigo» en sus redes sociales, enviándole mensajes en sistemas de chats o foros, a través de videojuegos en línea o incluso por medio de correos electrónicos. Es importante, en este punto, aclarar que, aunque a veces el depredador se hará pasar por otra persona menor de edad, la mayoría de veces se presentará como adulto (normalmente con un perfil falso), y buscará ganarse su confianza como adulto, que es el segundo paso: empezará a indagar información personal (edad, ubicación, nombre, gustos, pasatiempos, etc.) que luego usará para asegurarse de que la persona menor de edad seguirá en contacto con él y le siga dando detalles sobre su vida y sobre su grupo familiar, para poder trazar su plan sobre cómo engañarla.

Es importante explicarle con claridad a la persona menor de edad por qué no debe compartir su información personal en línea, así como enseñarle cómo reconocer qué es una amistad, quién es una persona conocida y, aunque parezca obvio, enseñarle a diferenciar lo que es una persona desconocida. Las personas menores de edad no necesariamente tienen conciencia de que otras personas adultas quieran hacerles daño, mucho menos cuando se muestran agradables, simpáticas e interesadas en sus vidas.

2. Seducción

Se le conoce como grooming pues en inglés el verbo denota la acción de preparar o prepararse para un objetivo específico: en este caso, concretar el abuso sexual. Una vez que el depredador se ha ganado la confianza de la persona menor de edad empezará un proceso de «seducción», es decir, de convencimiento para que, poco a poco, empiece realizar actividades sutiles o directas de naturaleza sexual. El depredador puede solicitarle, por ejemplo, que le envíe fotografías (aunque no sean de índole sexual), o que se muestre por medio de la cámara del teléfono o de la computadora o tableta, e irá aumentando este tipo de solicitudes disfrazándolas con alguna «buena intención» e incluso engañando a la persona menor de edad, por eso comúnmente al grooming también se le conoce como «engaño pederasta» pues, como vimos, el objetivo final del depredador es cometer el abuso sexual (ya sea en línea o presencialmente).

El depredador continuará con esta etapa hasta lograr su objetivo: que la persona menor de edad se involucre en una actividad de tipo sexual, como iniciar una conversación erótica, intercambiar imágenes con contenido sexual e incluso videos, tratando de hacerle creer que es normal hablar de esos temas o que es normal compartir ese tipo de material. En este sentido, desde #vacunaverde insistimos en el poder preventivo que tiene la educación sexual y afectiva en las personas menores de edad: poder enseñarles con quién es correcto compartir sus sentimientos o expresar su sexualidad y con quién no, explicarles por qué una persona adulta nunca debe solicitarle ese tipo de información o material y, particularmente, poder hablar con confianza, sin tabúes ni morbo, sobre los temas que generan curiosidad en la persona menor de edad sobre la sexualidad: es mejor que aborden esos temas con sus padres, madres o responsables que con un depredador en línea.

3. Inicio del abuso sexual

Una vez que el depredador se ha ganado la confianza de la persona menor de edad y la ha engañado y convencido («seducido») –proceso que puede durar semanas e incluso meses–, procederá a cometer el abuso sexual ya sea en línea (recordemos que mostrar imágenes de contenido sexual o hacer «en vivos» de corte sexual con una persona menor de edad son tipos de abuso sexual), o fuera de esta; el depredador incluso buscará «conocerla» en algún lugar, incluso por medio del chantaje, amenazándola con que si no se presenta, hará públicas las fotografías que tiene en su poder o las compartirá con alguien de su familia, con sus amistades o en internet. A esto último también se le conoce como ciberacoso sexual.

En este punto, las señales de que la persona menor de edad está siendo víctima de ASI serán, desafortunadamente, más evidentes: conducta reservada sobre sus actividades (en línea y fuera de línea), acude a citas inusuales con «amigos» que nadie conoce en su familia e incluso puede tener «regalos» cuyo origen no pueden explicar clara y precisamente. También empezará a mostrarse aislada, reservada y distraída. En este punto, posiblemente otros indicadores frecuentes del ASI empiecen a ser más evidentes: cambios drásticos en la conducta, ansiedad, depresión, conductas autodestructivas, temor constante, desconfianza a las personas adultas e incluso señales físicas.

Para prevenir que una persona menor de edad llegue a esta etapa, se debe insistir en las recomendaciones que normalmente se deben seguir para prevenir el ASI en general, pero sobre todo la recomendación más importante: afirmar con la persona menor de edad que puede contar con su apoyo incondicional, sin culpas, sin juicios, sin regaños.

 
 
 

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